EL CALPULEQUE SIGUE |
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Aunque con el tiempo se han diversificado, la mayoría de los estudios, reflexiones e investigaciones sobre Zapata y el zapatismo han orientado su interés a consideraciones sobre la cuestión agraria y centrándose en la figura de Zapata como caudillo. En este sentido, Francisco Pineda Gómez advierte que el propio apelativo de "Caudillo del sur" es una descalificación de la historiografía oficial para demeritar la fuerza social, democrática y el protagonismo de los pueblos y las comunidades que conformaron al movimiento zapatista. Las comunidades indígenas de Morelos habían venido luchando ancestralmente por sus derechos colectivos territoriales y, durante el Porfiriato, mostraron un gran espíritu cívico (emanado en parte del liberalismo decimonónico enseñado en las escuelas rurales) y dieron una gran batalla legalista frente al despojo perpetrado por las grandes haciendas, antes de erigirse como la resistencia más valiente y tenaz frente a la dictadura. En su calidad de Calpuleque
y como líder militar de la revolución del sur, Zapata
estaba informado de la situación que vivía el país
bajo el contexto de la guerra "y no solo eso, sino que atendía
de manera especial a los pobres, a la gente del campo, atendió
viudas, huérfanos, trato de resolver los problemas de escuelas,
el correo y las haciendas las transformó en fábricas
nacionales. No fue corrupto, ni coptado por los poderes dominantes". |
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