LA REVOLUCIÓN |
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El paradigma de la historia sobre la Revolución Mexicana cambió en la década de los 60 debido a que dejó de ser funcional y no pudo explicar las grandes contradicciones que el modelo liberal emanado de esa lucha prometió resolver. La revolución, que congregó una gran participación social y logró cambios en los derechos sociales de obreros y trabajadores, se fundó sobre una visión mítica y exaltada de los hechos que ya no correspondía con la realidad del México moderno. El coloquio de lecturas Cambio de paradigmas culturales a raíz de la revolución: Revolución Mexicana, nuevos paradigmas, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, permitió a la maestra en Historia Carmen Valdés Vega, investigadora y jefa del área de Historia e Historiografía del Departamento de Humanidades, hacer el cuestionamiento sobre la construcción de la historia y el cambio de sus paradigmas. En los años 30 del siglo pasado prevaleció un marcado interés por vincular los postulados metodológicos del marxismo con la enseñanza de la historia universal y de México. De 1930 a 1934 el debate sobre la enseñanza de la historia cuestionó reglas, categorías y nociones derivadas del materialismo histórico de forma diferente a la historiografía originada del positivismo de los años 20. Después de 1940 la estabilidad política y el crecimiento de la economía contribuyeron a mantener la idea de una revolución continua y permanente concretada en el gobierno. Por más de 40 años, la acción de los héroes revolucionarios fue enaltecida con ceremonias, monumentos y ritos. Después de 1968 surgieron varias corrientes revisionistas que pusieron en tela de juicio las interpretaciones clásicas. Este profundo cuestionamiento
se acentuó ante la sorpresa y el desencanto de la represión
del movimiento estudiantil, derivando en una fuerte crítica
hacia lo que hasta ese momento era aceptado como la historiografía
oficial. |
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