LOS CARRANCISTAS. |
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Ese es justamente el problema con el hombre a quien Venustiano Carranza nombraría jefe del Ejército del Noreste, con amplias facultades en los ramos de Guerra, Hacienda y Gobernación en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas: gris e inasible, mencionado si acaso como el asesino intelectual de Emiliano Zapata, perfectamente olvidable. Se le recuerda por sus cualidades negativas. Podría pensarse que ese es Pablo González para el historiador de sus enemigos, pero no sale mejor librado en otras grandes síntesis de la Revolución. Arnaldo Córdova o Adolfo Gilly se limitan a mencionarlo de paso, sin buscarle explicación; Friedrich Katz lo presenta como uno de los líderes carrancistas de extracción obrera y no vuelve a decir nada significativo sobre el personaje sino hasta mostrarlo como el autor intelectual del asesinato de Zapata. Incluso para los historiadores proclives al carrancismo, su figura es fácilmente olvidable. Para Cumberland, basta con esto: "Pablo González era un militar torpe". Y hay quienes, como Jorge
Aguilar Mora, ven en González antes que nada el asesino de
Zapata. |
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