UNA CONSTANTE. |
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Zapata no aceptó moches ni dádivas de ninguna índole, los intentos de soborno que le propuso Francisco I. Madero fueron infructuosos, la congruencia fue práctica co1nún en el hombre nacido en Anenecuilco. Ahora algunos dirigentes políticos hablan de Zapata, grupos partidistas casi lo secuestran como si hubiese sido uno de sus cuadros, el oportunismo que galopa veloz los retrata. Zapata fue un revolucionario, buscaba otras condiciones para que los campesinos dejaran de ser unos parias sobrevivientes a la miseria, la tierra para quien la trabaja, intransigente. Zapata no buscaba el
poder, en todo caso no le atrapó, fue el jinete de la revolución
del sur, una trayectoria que inició en Anenecuilco para concluir
en Chinameca, sitio en el que fue acribillado como resultado de
una traición. |
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