ZAPATA. APUNTE |
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Nada de lo que Emiliano Zapata propuso e hizo puede explicarse con reduccionismos arribistas. Su historia no es atomizable al calor de explicacionismos caudillistas, iluminismos mesiánicos o protagonismos estatuarios. Su historia es tan particular como colectiva. Traslucen un mismo espíritu y genio que sintetiza lo arquetípico con lo estratégico. Las balas con la fecundidad de la tierra, el amor con la disciplina militar. De ida y vuelta conocer a Zapata implica conocer su entorno y totalidad. No hay en su biografía, ni en su contexto elemento omisible. Ambos sudan el mismo drama, respiran el mismo fulgor mágico y generan las mismas interrogantes o certezas. Zapata es México y América, ambos son Zapata porque contienen el mismo drama interno del desgarramiento producido por despojar de su tierra a los hombres y despojarlos de su sacralidad, su identidad y su trascendentalidad. Emiliano Zapata nació en San Miguel Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879. Anenecuilco significa "lugar donde las aguas se arremolinan". Con la imagen de Zapata ocurre lo mismo que con todas las imágenes que los pueblos atesoran como paradigma y patrimonio exclusivo. Existe una implacable
tendencia que no cesa en su intento por apropiarse de todo cuanto
posee significación popular profunda, para tergiversarlo
y volverlo fetiche de silogismos demagógicos. |
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